“¡Oh Dios! ¡Otorga alegría a los habitantes de las tumbas! ¡Oh Dios! ¡Enriquece
a todo pobre! ¡Oh Dios! ¡Sacia a todo hambriento! ¡Oh Dios! ¡Viste a todos los
desnudos! ¡Oh Dios! ¡Salda la deuda de todo deudor! ¡Oh Dios! ¡Consuela a
todos los entristecidos! ¡Oh Dios! ¡Retorna a todo extraviado (a su patria)! ¡Oh
Dios! ¡Libera a todo prisionero! ¡Oh Dios! ¡Soluciona todos los problemas de
los musulmanes! ¡Oh Dios! ¡Da curación a todos los enfermos! ¡Oh Dios! ¡Pon
fin a nuestra pobreza en Tu opulencia! ¡Oh Dios! ¡Cambia nuestro mal estado
en Tu buen estado! ¡Oh Dios! ¡Paga nuestras deudas y sálvanos de la pobreza!
¡Ciertamente Tú eres, sobre todas las cosas, Omnipotente!”
“¡Oh Altísimo! ¡Oh Ingente! ¡Oh Perdonador! ¡Oh Misericordiosísimo! ¡Tú eres
el Señor Majestuoso, el que no tiene nada semejante! ¡Él es el Oyentísimo,
Videntísimo! Este es un mes que engrandeciste, honraste, ennobleciste y
preferiste a otros meses. Este es un mes que me preceptuaste ayunar. Este es el
mes de Ramadán en el que revelaste el Corán, como Guía para la humanidad y
las evidencias de la Guía y el discernimiento. Estableciste en él la Noche del
Decreto y estableciste que esa noche sea mejor que mil meses. ¡Poseedor de los
Dones, al que nadie puede dotar de nada! ¡Dóname mi liberación del Fuego,
entre aquellos que liberas! ¡Introdúceme en el Paraíso, por Tu Misericordia, el
más Misericordioso de los Misericordiosísimos!”