¡Oh!, el día
En que yo sea el polvo de su camino,
Que dé mi vida por él,
Que permanezca como su verdadero amante.
¡Oh!, el día
Que una copa que agita el alma
Yo reciba de su mano gentil,
Y, olvidando ambos mundos,
Sea encadenado al rizo de su cabello.
¡Oh!, el día
Que mi cabeza esté a sus pies
Besando hasta que termine la vida,
Y yo esté hasta el Día del Juicio
Embriagado por su copa.
¡Oh!, el día
Que yo arda como amante
Siempre por él y contemple
Su dulce rostro,
Con mi mirada nublada de embriaguez.
¡Oh!, el día
Que yo esté completamente borracho
En el rebaño de los borrachos
Y llegue a conocer todos
Sus secretos no contados.
¡Oh!, el día
Que yo tenga al pie de la cama
La felicidad de José,
Y si no, como Jacob,
Esté enamorado de su perfume.