Aquella muchacha de ojos bellos,
de fragancia deliciosa,
de aliento perfumado, de aroma penetrante.
Me tendió su fina mano, y comprendí
que era hermosa mujer de mirada seductora.
Por su talle corre fresca sabia juvenil;
Ungida está de almizcle por su muy clara virtud.
Cuando me ofrece jazmines en la palma de su mano
recojo estrellas brillantes de la mano de la luna.
Tiene carácter dulce,
talle perfecto
y una gracia como el aroma
o la euforia del vino.
Me ofrece solaz su charla
Tan deleitosa
Como la unión amorosa
lograda tras la ausencia.